Cotidiano sertanejo!
El sertanejo despierta,
El cielo lo espera en espetáculo
Un restito de noche aún quiere quedar,
Quiere ver el día abriéndose en luz!
Es el sol
La flor de la luz,
Que horada la espina sólo dolor...
Para después él ser flor!
En esta hora aún. El sertanejo,
Mira para el cielo
Cree en días mejores,
Hoy no!
El espera!
Recuesta la azada en el suelo,
La semilla clavada en la tierra
Aguadas por su sudor
Se reserva para más tarde,
Así también él!
Enciende una vela al santo,
Iluminar su fe!
En los días de espera,
La esperanza lo espera
Ella es paciente, lo espera
El comprende que se desespera...
En el cielo ve señales,
Que el sertanejo entiende
El conoce esas señales
Casi tanto como las suyas...
Y el crepúsculo se avecina
El sol casi ido,
Aún deja unos débiles rayos
De sí para mirar la noche!
El cielo ya sin estrellas,
Todas ellas en los ojos del sertanejo
Que está mirando el cielo!
El sertanejo duerme,
La naturaleza lo cuida
Para un mañana espectacular!
El sertanejo despierta,
El cielo lo espera en espetáculo
Un restito de noche aún quiere quedar,
Quiere ver el día abriéndose en luz!
Es el sol
La flor de la luz,
Que horada la espina sólo dolor...
Para después él ser flor!
En esta hora aún. El sertanejo,
Mira para el cielo
Cree en días mejores,
Hoy no!
El espera!
Recuesta la azada en el suelo,
La semilla clavada en la tierra
Aguadas por su sudor
Se reserva para más tarde,
Así también él!
Enciende una vela al santo,
Iluminar su fe!
En los días de espera,
La esperanza lo espera
Ella es paciente, lo espera
El comprende que se desespera...
En el cielo ve señales,
Que el sertanejo entiende
El conoce esas señales
Casi tanto como las suyas...
Y el crepúsculo se avecina
El sol casi ido,
Aún deja unos débiles rayos
De sí para mirar la noche!
El cielo ya sin estrellas,
Todas ellas en los ojos del sertanejo
Que está mirando el cielo!
El sertanejo duerme,
La naturaleza lo cuida
Para un mañana espectacular!
La fuerza del sertão, para establecer de manera imbatible, la raíz católico-cristiana en el nordeste del Brasil, es indiscutible e inapelable, desde cualquier punto de vista de cualquier historiador, y mocho menos aún, por parte de sus habitantes, que influyeron categóricamente en la cultura y sociedad bahiana, tanto rula como soteropolitana.
Seco, árido, agreste.
Apenas tres meses de lluvia, con un máximo de 500mm por año.
Vida dura, vida sana, vida insana.
El sertanejo sabe que su vida depende de el conocimiento y mediano dominio de la naturaleza que lo rodea y lo absorbe, lo atrapa, las más de las veces, para siempre.
Sufre mucho, disfruta lo mínimo, y aprende a saborear los pequeños momentos de dicha, aunque con una alegría apagada y lacónica en su expresión.
Por esa circunstancia natural, es que la guerra de Canudos ocurrió, más allá de las argumentaciones de la novel república del Brasil.
Por eso murieron tantos, en la masacre.
Debido a esa naturaleza y a esa estirpe de hombres y mujeres surgidos, casi creados, en ella, es que Antonio das Mortes, mata cangaceiros; y por ese mismo motivo, el cangaceiro tuvo su origen.
Cangazo… duro, amargo, letal, comprensivo, nunca injusto, siempre en movimiento.
Cangaceiros que buscan su pan y su gloria atacando las haciendas de los latifundistas. Cangaceiros que buscan la justicia social, a su manera. No conocen otra, no tienen acceso a otra forma de entendimiento no razonamiento. Fuerza natural.
Sertón. De desierto. Los primeros portugueses que intentaron recorrerlo, nunca conocerlo a fondo, lo llamaron “desertón”, gran desierto; luego, la siempre presente deformación verbal, fonética y cultural de las masas populares, lo separaron: de – sertón, para al final, quedar: sertón, Sertão!
Antonio "Conselhieiro", el beato sabio y loco. Unió a una multitud paupérrima, fundando el paraje de canudos. El gobierno pensó, en su delirio, también loco pero nunca sabio, que el beato pretendía fundar una pequeña república. Al igual que el imperio contra Zumbí dos Palmares, aplastó a la comunidad, la masacró y la incendió. Al beato, le cortó la cabeza, como era usual en la época, a efectos de no tener que trasladar el cuerpo entero del ajusticiado hacia la capital, donde exigían pruebas de la muere de los rebeldes: Lampião, el cangaceiro, Corisco, el otro, Antonio Conselheiro, el beato organizador de chacras populares, que no legaron a ser comunistas, por la férrea posición del monje, frente a la fe en Cristo, en Dios.
El santo guerrero, se formó al estilo brasileño, principalmente en ese sertón. San Jorge, protector del cangaço, San Jorge, protector de Antonio, del beato, no el otro Antonio, mercenario del gobierno, matador de cangaceiros. San Jorge, protector del pueblo sertanejo…
Una vaca vale más que un hombre; una cabra, vale casi medio hombre. Porque el hombre tiene su precio, y vale por ese precio, a los ojos profanos.
Un cabra, no vale nada. Ese cabra, apodo de los componentes del cangaço. Ese cabra, vale mucho para el pueblo pobre.
Sertón, que supo parir con sangre, fuego, dolor, y música, a Gilberto Gil, Maria Bethania, Luiz Gonzaga, Dominguinhos, y tantos otros, Yo los nombro, en el sertão, frente a la imposibilidad de nombrar a todos, es preferible no nombrar a nadie, solo a la idea conceptual.
Sertão que hace llorar en silencio, escondiendo las posibles lágrimas a la vista de quien sea, propio o ajeno. Porque quizás esas lágrimas sean derramadas con disimulo sobre la tierra seca, para regar un poco, apenas, lo mínimo, ese suelo árido y caliente, de tierras coloradas y arenas grisáceas.
Sertão que hace sonreír, casi nunca reír, solo por milagro de Dios y San Jorge, podrá escucharse una carcajada, que asustará a las gallinas, las vacas flacas, las cabras, y asombrará a los demás hombres.
Seco, árido, agreste.
Apenas tres meses de lluvia, con un máximo de 500mm por año.
Vida dura, vida sana, vida insana.
El sertanejo sabe que su vida depende de el conocimiento y mediano dominio de la naturaleza que lo rodea y lo absorbe, lo atrapa, las más de las veces, para siempre.
Sufre mucho, disfruta lo mínimo, y aprende a saborear los pequeños momentos de dicha, aunque con una alegría apagada y lacónica en su expresión.
Por esa circunstancia natural, es que la guerra de Canudos ocurrió, más allá de las argumentaciones de la novel república del Brasil.
Por eso murieron tantos, en la masacre.
Debido a esa naturaleza y a esa estirpe de hombres y mujeres surgidos, casi creados, en ella, es que Antonio das Mortes, mata cangaceiros; y por ese mismo motivo, el cangaceiro tuvo su origen.
Cangazo… duro, amargo, letal, comprensivo, nunca injusto, siempre en movimiento.
Cangaceiros que buscan su pan y su gloria atacando las haciendas de los latifundistas. Cangaceiros que buscan la justicia social, a su manera. No conocen otra, no tienen acceso a otra forma de entendimiento no razonamiento. Fuerza natural.
Sertón. De desierto. Los primeros portugueses que intentaron recorrerlo, nunca conocerlo a fondo, lo llamaron “desertón”, gran desierto; luego, la siempre presente deformación verbal, fonética y cultural de las masas populares, lo separaron: de – sertón, para al final, quedar: sertón, Sertão!
Antonio "Conselhieiro", el beato sabio y loco. Unió a una multitud paupérrima, fundando el paraje de canudos. El gobierno pensó, en su delirio, también loco pero nunca sabio, que el beato pretendía fundar una pequeña república. Al igual que el imperio contra Zumbí dos Palmares, aplastó a la comunidad, la masacró y la incendió. Al beato, le cortó la cabeza, como era usual en la época, a efectos de no tener que trasladar el cuerpo entero del ajusticiado hacia la capital, donde exigían pruebas de la muere de los rebeldes: Lampião, el cangaceiro, Corisco, el otro, Antonio Conselheiro, el beato organizador de chacras populares, que no legaron a ser comunistas, por la férrea posición del monje, frente a la fe en Cristo, en Dios.
El santo guerrero, se formó al estilo brasileño, principalmente en ese sertón. San Jorge, protector del cangaço, San Jorge, protector de Antonio, del beato, no el otro Antonio, mercenario del gobierno, matador de cangaceiros. San Jorge, protector del pueblo sertanejo…
Una vaca vale más que un hombre; una cabra, vale casi medio hombre. Porque el hombre tiene su precio, y vale por ese precio, a los ojos profanos.
Un cabra, no vale nada. Ese cabra, apodo de los componentes del cangaço. Ese cabra, vale mucho para el pueblo pobre.
Sertón, que supo parir con sangre, fuego, dolor, y música, a Gilberto Gil, Maria Bethania, Luiz Gonzaga, Dominguinhos, y tantos otros, Yo los nombro, en el sertão, frente a la imposibilidad de nombrar a todos, es preferible no nombrar a nadie, solo a la idea conceptual.
Sertão que hace llorar en silencio, escondiendo las posibles lágrimas a la vista de quien sea, propio o ajeno. Porque quizás esas lágrimas sean derramadas con disimulo sobre la tierra seca, para regar un poco, apenas, lo mínimo, ese suelo árido y caliente, de tierras coloradas y arenas grisáceas.
Sertão que hace sonreír, casi nunca reír, solo por milagro de Dios y San Jorge, podrá escucharse una carcajada, que asustará a las gallinas, las vacas flacas, las cabras, y asombrará a los demás hombres.
Numo
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