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domingo, 16 de enero de 2011

Até mais...



El era amigo de un amigo, periodistas ambos, a la sazón trabajando para el diario “El Día”. Yo, un gurí que terminaba su carrera de Ingeniero, con un buen empleo en un banco internacional. De esto ya hace más de 26 años…


Nuestro común amigo, entre whiskey y whiskey, me habló de él. Me contó que tenía un amigo que estaba “en la mala”, y que precisaba una mano; concretamente, había que conseguirle un pc y una impresora, para que hiciese unos trabajos que necesitaban una impecable presentación y así hacerse de unos pesos. La palabra de mi amigo era más que suficiente. Tenía un pc que podía prestar. El “Mono” me pasó su teléfono, lo llamé, me presenté y le dije porqué lo llamaba. Al otro día caí por su casa con una XT de 4.77 Mhz y una impresora de matriz de puntos en la valija del auto.


Hay que reconocer que era “entrador”. Uno de esos tipos que te ganan el lado jovial, el lado de la confianza. Tremendamente culto, multioficios, conversador incansable… Un tipo que tanto te hablaba de la situación (jodida por aquel entonces) financiera internacional, como de blues, como de lo embromado que era manejar 5 o 6 horas un camión habiendo comido un asado con ensalada rusa en la ruta. Ese día, nos tomamos una botella de “Juancito Caminador” mano a mano, hablando de bueyes perdidos. Le dejé el pc y ,“pronto para el horno”, me fui a casa.


Al otro día, a la tarde, me llamó. Quería saber cómo hacer para instalar un programa que precisaba. Sí, siempre fue un llenahuevos muy ansioso, solo conocía la inmediatez y la eficiencia. Rumbeé de nuevo para su casa, dispuesto a darle una mano. Cuando me dijo lo que quería instalar, casi me caigo de culo… era un programa de astrología. Obviamente, empezaron las preguntas de mi parte, a las que el tipo respondía sin vueltas. Antes de irme, medio como disculpándose, me dijo que me quería pagar, pero que de momento andaba sin un mango… le dije que no se preocupase, y entre risas y medio al pasar, le comenté que me hiciera la carta natal, que con eso “arreglábamos” la cosa.


Pasaron unos días y me llamó. Me dijo que había terminado todo, que fuese a buscar el pc y la impresora. Allá fui. Al llegar, intercambiamos las trivialidades de rigor. Le pregunté si la máquina le había servido, si todo había salido bien. Me dio una mano para embalar todo de nuevo, y al terminar me dio un sobre. Ahí estaba mi carta natal. Le pregunté si podía leerla ahí, ya que si me surgían dudas lo tenía a mano para preguntar, y me dijo que sí. A todo esto, ya había aparecido una botellita de whiskey de “boa qualidade”.


(Yo había estado, como parte de un convenio de intercambio entre la UDELAR y la UFBA, dando clases en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Federal de Bahía durante 2 semestres. Salvador me sedujo… Sus calles y sus misterios, sumado a la mística que en mí había generado Jorge Amado desde hacía tiempo, me hicieron definirla como mi “lugar en el mundo”.)


En la carta natal había un rastro que él había dejado… Hablaba, como al pasar, de “Júpiter, ese Xangô Nigeriano…”. Le pregunté que sabía de Xangô… Ahí el tipo se sinceró, y me dijo quién y qué era. Hablamos hasta la madrugada. Mi formación científica fue doblegada por las demostraciones empíricas. Orixá, esa noche, terminó siendo una clase de física y termodinámica. Le conté que en Salvador había estado en un candomblé. Me preguntó en cual. Cuando le respondí, se cagó de la risa. Me dijo que era para turistas. Le pedí que si cabía la posibilidad, cuando abriese un xiré en su Ilé, me invitase. Quedamos así.


Al tiempo llamó. Me invitó a un candomblé. Recuerdo que fue un 23 de marzo, el año ya no importa.


Recuerdo que llegué temprano, casi MUY temprano. El Ilé era un hormiguero de gente vestida de blanco, que cocinaba, limpiaba, ordenaba y se reía. El tipo, muy sereno, sentado detrás del escritorio de la “oficina”, supervisaba sin ver, respondía preguntas, daba indicaciones…


Al rato, todo comenzó. Se cantaba para Xangô. En la rueda de encantados, Xangô Agodó montó su caballo, una iyawó. Magnífico en su danza, soberbio. Fue retirado al pejí y adecuadamente pertrechado, retornó al xiré. Yo estaba conmovido. En un momento dado, se encaminó hacia mí, echó rodilla en tierra, tomó mi mano y me dijo: “Llegaste”… Nunca más me fui…


Ha pasado una vida desde entonces. Mi amigo, el que me habló de él, solo es el “Mono” en la vida “civil”. En el Ilé es uno de los doce Obag de Xangô, es Moshico ti Aganjú, Ojú Obag de Xangô Afonjá. Y yo, bueno, yo dejé hace muchísimo de ser ese gurí de allá y entonces; hoy soy Sajemi ti Alafim.


Moshico, Oduogui, Irulegui, Palé, Obicô, Laureou, Oiá Genán, Sholim, Oiandá y tantos, tantos otros, somos lo que somos gracias a él. Gracias al Babalaô Numo Airá ti Xangô Afonjá ti Ijexá.


Juan es mi amigo, meu parceiro, meu camará… Babá Numo es mi padre, mi zelador de Orixá.


La del 24 fue una partida dolorosa, muy dolorosa. Hemos perdido, desde el punto de vista religioso, un referente. Desde el punto de vista humano, perdimos a un hombre al que valía la pena conocer.


Juan, el “Gato Afonjá”, Babá Numo, fue antes que nada UN HOMBRE. Con sus luces y sus sombras. Formado y fundamentado, arrogante, tenaz, luchador. Padre, esposo, amante. Amigo, camarada y compinche. Disciplinado. Para él solo existía una forma de hacer las cosas: HACERLAS BIEN.


Como sacerdote, generoso en la doctrina; tolerante en las preguntas; azuzador de interrogantes; formador de valores… sí, también exigente, calentón. Lo que exigía para sí, también lo exigía a los demás (“pará un poquito, si yo lo hago bien y no tengo tres huevos, ¿porqué carajo lo hacés mal vos, que sos igual que yo?!?!?)


En definitiva, una gran persona, que brilló con luz propia.


El “civil” que también soy, ya se despidió… Con lágrimas, muchas lágrimas egoístas. Esas que se sueltan por aquél al que vamos a extrañar tanto. (¿Tenías que morirte, sorete!?!?)


El religioso, Babá Sajemi ti Xangô Alafim Abomim Djacutá ti Ijexá, luego del silencio que impusieron los rituales, hoy también puede hacerlo públicamente:


Iku ô Iku ô dabá ra jô ma boiá

Axexê, axexê


Até mais, meu amigo, parceiro, camará!

Babá mi, sua benção!


jueves, 17 de junio de 2010

Secuencias y Consecuencias...

Secuencias y consecuencias indefectibles e infalibles del sincretismo en la sucesión de tiempos y espacios.


Tanto título se justifica tan solo para un tratado filosófico o, en su defecto, para la torpeza que nuestra cultura occidental ha demostrado durante años –
décadas- en su intención de comprender, justificar y, asimilar o rechazar el natural y espontáneo fenómeno cómodamente mencionado como sincretismo, al menos, dentro del ámbito religioso que nos compete.

Muchos han sido los que, a través de tanto tiempo, intentaron diluirlo, desvanecerlo, con dosis de explicaciones razonables, pero, carentes del fundamento principal que no es precisamente religioso, ya que surge naturalmente de todo proceso social y cultural, para luego recién, pasar a formar parte de un conjunto de valores religiosos y filosóficos, pertenecientes a cada grupo humano que se desarrolla por medio de múltiples factores (económicos, culturales, étnicos, espirituales, etc.) todos ellos dependientes del entorno natural en que se manifiestan y actúan.

Como sincretismo en sí mismo, el concepto siempre ha de depender de la influencia recíproca de dos o más formas culturales en sus encuentros y desencuentros; en sus coincidencias y antagonismos.

Por ello, es de suponer que la aceptación de su existencia, va a depender más de lo utilitario dentro de la sociedad humana, que de los caprichos filosóficos o religiosos de quienes sean.

En esta nuestra América, con sus países, pueblos, y características peculiares y absolutas, la influencia va más allá del factor africano y/o religioso. Comienza quizás con la llegada del español, el italiano y el portugués a estas tierras, con su bagaje de tradiciones, costumbres, simpatías y empatías, que inmediatamente se encontraron de diversas maneras, con las respectivas cualidades del autóctono americano, diseminado a su vez también en varios sectores, desde el norte de América, pasando por la América Central y, bajando por el altiplano hasta la Tierra del Fuego. En cada uno de esos sectores, hubo encuentros y desencuentros de la cultura cristiana (a la manera de los españoles, los italianos y los portugueses –cada uno en su propio estilo y concepción-) con Manitú, Inca, Pacha Mama, y todos los representantes culturales adoptados en distintas formas de fe, por cada uno de los integrantes de ese gran complejo social mencionado.

Por ello, es innegable que el primero en caer en el sincretismo fue el europeo, en una confusa intención de mantener utilitarias sus costumbres tradicionales, en un nuevo ambiente que sustentaba desde siglos las costumbres americanas, a manos de sus nativos.

Mucho más tarde, cuando aparece en pleno desarrollo en tráfico de esclavos desde África, es que se puede vislumbrar y apreciar el sincretismo que a su vez dichos africanos –por la misma razón y función que los anteriores- comenzaron a idear y aplicar en su vida social, ya insertos en el nuevo mundo.

El europeo llegaba con un equipaje multitudinario de costumbres cristianas impregnadas muchas de ellas por el arcaico paganismo autóctono de la Europa pre cristiana: celtas, godos, visigodos, francos, arios, etc. Cada uno de ellos, en la misma Europa, ya había sabido como adecuar una cultura con la otra; así, no muere del todo el paganismo, pasando a enriquecer in sito la nueva versión de cultura cristiana en gestación, dentro de la Europa Occidental.

Así -para muestra basta un botón-, podemos hacer mención de la vieja “simpatía” celtíbera que indicaba que, afeitándose el viernes de luna menguante coincidente con el equinoccio de invierno, el hombre se vería libre de las afecciones dentarias: no!, al “dolor de muelas”!; luego, habría que no afeitarse ningún viernes más en el resto del año, para recién repetir la idea al año siguiente, en la misma fecha y oportunidad.

Pues bien, con el correr de las ideas y el tiempo, en la medida que la cultura y los ritos cristianos se fueron adentrando y adueñándose de la sociedad humana, ese famoso viernes de luna menguante del equinoccio de invierno, se transformó cómoda y prácticamente, en el Viernes Santo, es decir, que dicha actitud mágica de los celtas, pasa a mezclarse (“sincretismo”) con la Semana Santa y, concisamente, con el Viernes Santo en si.

Y así llegó esa “simpatía” a América del Sur, como parte de la cultura tanto gallega como “tana” y lusitana, pero con la facultad de continuar siendo de características dinámicas y, por ello, no escatima recursos ni voluntad, para adherir en el Río de la Plata, con el agregado de la “oreja de negro”, fruto - semilla del timbó, de la que se tomaba uno, se envolvía en un paño y se guardaba como talismán entre las ropas, como anexo a la simpatía original de afeitarse en Viernes Santo.

En el recóncavo bahiano, pude ver algo similar, heredado de los arcaicos lusitanos colonizadores de esas tierras, con el carozo del cajá (fruto de la cajazeira), cumpliendo una función idéntica al del fruto del timbó.

Pero como si fuera poco, con el correr del tiempo (inexorable decantador de culturas!), en muchos ilé de candomblé, aparece la misma simpatía, anexada ahora y en ese caso a Oxalá, por el viernes, por Cristo, por el carozo de cajá americano, por los celtas y por la humanidad, y, llegado a ese grado, vemos al mismo hombre, desde su memoria ancestral múltiple, afeitándose un Viernes Santo, poniendo entre sus ropas un talismán de planta autóctona sudamericana, rezando a Oxalá, para no tener “dolor de muelas” en el transcurso del año… Sincretismo sumado a sincretismo, por razón múltiple de culturas, etnias y sociedades humanas, por sobre los dioses y las religiones…


Ergo, aquellas r
azones que con cabalidad han sido esgrimidas por quienes intentan desvirtuar y eludir el sentido de sincretismo dentro de la siempre fluctuante onda cultural venida desde África, si bien insisto, sus razones pueden resultar totalmente objetivas, la función social contradice al respecto esas posiciones, ya que es inevitable que el hombre reniegue subrepticiamente de las buenas costumbres adquiridas, surgidas ellas tanto de una cultura como de otras con las que se interrelaciona en su vida plena y cotidiana.

Stella de Azevedo, Mãe Stella, como ella misma gusta de hacerse llamar, por más que asume y reconoce profundamente su cargo, su jerarquía como Iyalorixá en el Ilé Axé d’Opô Afonjá (Salvador – Bahía), fue uno de los hitos que marcó en nuestra historia moderna, la intencionalidad de contrarrestar, neutralizar, y hacer desaparecer el sincretismo, hace unos veinte años, chocando contra el muro social de los propios adeptos a su Candomblé, que al notar el retiro de las imágenes cristianas de los altares candomblecistas, se sentían incómodos, carentes de una parte fundamental de sus principios heredados de generación en generación, dentro de un culto religioso autóctono del nordeste brasileño y, por tanto, impregnado de innúmeros valores aportados por las diversas culturas que lo conforman.

Está bien, hasta donde dice la Iyá: “Recen a Sta. Bárbara, pero no le realicen ofrendas dignas de Inhassã; Canten a Inhassã, pero no le adjudiquen la torre y la espada medievales europeas de Sta. Bárbara”.-

Tanto así, que luego de haber intentado prescindir de los elementos cristianos en el altar, al cabo de cinco años debió reponerlos, devolverlos a su lugar, para reacondicionar la sensación de desajuste provocada en la animosidad y subjetividad de los fieles…

La otra opción, la siguiente, fue mucho más efectiva y práctica: a partir de ese momento, ideó la posibilidad de establecer una escuela de enseñanza primaria, ubicada dentro del perímetro del amplio candomblé del Afonjá, en la que además de la educación laica y gratuita emitida a sus alumnos de ascendencia africana, se implantó la enseñanza de la lengua yorubá, para así ir retornando paulatinamente de manera práctica, a la cultura africana, sin zaherir los valores intrínsecos que dichos descendientes habían ido heredando desde sus generaciones predecesoras.

Mi propio Babalorixá, cuando se sentía exaltado emocionalmente, soltaba desde su ser interior, toda la monserga ijexá, con “puntos y comas”, tanto en lo dialéctico como en lo retórico, dada su ascendencia africana, pero sin olvidar, sin dejar de lado, jamás, su cualidad brasileña, dígase: sudamericana.-

El mismo Cristo, a pesar de sus detractores pacatos -muchos de ellos aparentemente emancipados de un Batuque también de origen brasileño-, menciona la virtud de saber convivir una cultura con otra, cuando menciona: “Dad al César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios”...

Es decir, que una vez que determinados valores y cualidades de las culturas mancomunadas pasan a formar parte de la cultura popular y general, demostrando además su utilidad práctica, puedan ser rechazados abruptamente, por medio de intenciones perfeccionistas que nunca tuvieron razón de ser. Sólo la misma evolución social lo hará permisible, de manera natural y espontánea, a través del tiempo y los cambios valorados, de acuerdo a las necesidades de la sociedad humana que sea.-

viernes, 4 de junio de 2010

Anatema de una Religión


Debido a las circunstancias de exaltada irrespetuosidad hacia toda una forma socio cultural, filosófica y, por si fuera poco, nada menos que religiosa –al menos esta última en lo que se refiere a un grupúsculo de personas que se auto denominan religiosos que, evidentemente no representan más que una mínima expresión del núcleo importante que manifiesta en Argentina su cadencia hacia Orixá en cualquiera de sus múltiples formas-, ahora sí, debo perder el sentido retórico y dialéctico que he sostenido y respetado hasta hoy, para verter abiertamente mis consideraciones respecto a la naturaleza de estos seres que no atisban una realidad contundente, dada su incapacidad intelectual y humana de interpretarla cabalmente, tanto, que debí ir aportando mis opiniones, por decisión propia y ancestral, a media tinta, a media vela, para no ofender drásticamente su triste existencia.

Siendo tan, pero tan pocas las nueces, el ruido que producen se ha convertido en un estridente chillido de ratas hambrientas y sedientas de fe, esperanza y sentido de caridad reales, más allá de sus aparentes burdas convicciones en lo que a la definición de esas premisas se trata.

La envidia de algunos pocos hacia muchos otros, cuando es expresada en un estilo pacato y exasperado, estribado en la grosería y el insulto, puede convertirse fácilmente en el apetito voraz de tantos otros que no sosteniendo una actitud de amor propio hacia lo que podrían ser sus convicciones de vida, y que fácilmente adhieren a una falsa causa socio-religiosa inspirada en fantoches que tratan de anexar a sus bolsillos una extra de dinero que no son capaces de lograr en la vida cotidiana del Aiyé, del mundo, del quehacer laico.

Habiendo estos escuálidos miserables heredado lo peor del Batuque río grandense, intentan a los manotazos, lograr una consigna de acción religiosa que jamás podrán obtener, por dos motivos fundamentales: uno, la herencia miserable en sí, los imposibilita de una maniobra capaz de lograr un cambio favorable, aunque lo deseen y sepan necesario, para que su “por qué” religioso se vea justificado; el otro motivo, su propia actitud cultural, rayana en el cretinismo, en la mejor acepción del término.
Este cretinismo contagioso y popularizado los lleva a funcionar a través de algunos medios, al son de la comparsa llamativa y bochinchera creada por “umbandaradio”, con su correspondiente gestor, un “Listorti” de turno, que además de haber demostrado en reiteradas oportunidades sus carencias de valores reales en lo que a religión respecta, también induce a pensar que su perfil psicológico está orientado a determinada masa humana, que no necesariamente tiene por qué responder a la realidad de Orixá en Buenos Aires.

Gracias a Olorum, en Uruguay tenemos algo que esos peleles no tienen ni quieren, ni nunca tendrán: una línea intelectual y moral libre de máculas afectadas y distorsionadas por el eterno fantasma de la discriminación. Y la discriminación existe, es real. Pero en la medida que se siga escuchando esa versión ridícula y falsamente explicada de su significación, irán, en la medida que puedan, hundiendo paulatinamente las posibilidades de emerger verdaderamente de tal situación social, reconocida como discriminación.

En Uruguay tenemos exponentes religiosos, a nivel sacerdotal y cultural, firmes en sus convicciones, ajustados pertinentemente al panorama real de la marcha impertérrita e innegable de la religión de tendencia Orixá en este “nuevo mundo”, y porque no, también “tercer mundo”, sujeto a los vaivenes de la oferta y la demanda, en todos los rubros, de nuestras respectivas sociedades de consumo implantadas desde hace cuatro siglos en estas latitudes.

Además, dichos representantes, no guardan silencio, no sostienen un perfil bajo, cuando se trata de defender -exponiendo con razones inteligentes- la realidad de los valores que atañen al ámbito religioso, social y cultural.

Un Milton, sacerdote capaz de enarbolar una bandera bien desplegada en su obra intelectual y literaria, desde su Xangô.-


Un Alejandro, firme en sus convicciones razonadas pero s
in dejar de lado lo emocional, sustentando con la misma firmeza, el oxé que en odú le correspondió de su Xangô.


Un Osvaldo, sabio sacerdote, investigador incansable y ser
io, que ha sabido descartar aquellos aparentes valores superfluos que trataron de imponernos de múltiples maneras y por múltiples intereses, para saber quedarse con lo realmente valedero y, desde allí, darle luz pública e intelectualizada, a través de la propia luz de su Obatalá.-


Un Juan -que sin ser “santo de mi devoción”-, sacerdote de principios férreos, que sostiene un aparato bien estructurado al servicio de la comunidad, no sólo organizando alternativas valederas, sino también desorganizando todo lo fatuo que encontró en su camino, tal cual desbrava los matorrales su espléndido Ogum.


Y la lista podría seguir en forma profusa… Ellos, todos ellos, no sólo los cuatro brillantes ejemplos mencionados, han logrado desde su capacidad un avance para lo que es el camino religioso y socio cultural de Orixá en el medio uruguayo, abarcando además un nexo al cruzar fronteras con sus respectivas y cabales posturas.

Eso es la religión de Orixá en Uruguay, en casi todas sus formas (Batuque, Umbanda, Quimbanda –no exactamente la”Kimbanda” así con K, tan popularizada en lo circense de algunos lugares bonaerenses- , Candomblé, y hasta el novel africanismo que ha ido rescatándose paulatinamente desde sus aparentes raíces, adaptándolas adecuadamente en nuestro medio, sin la ridícula pretensión de recrear un África antigua que ya no existe, en una América moderna, latente de ambiciones puras.

Exaltaba un sacerdote montevideano hace un tiempo: “¡Con razón! Cada vez que voy a Buenos Aires y hablo, quedan con la boca abierta, como si estuviera diciendo cosas nuevas!!”.- La referencia tácita indica que no son “cosas nuevas” para él, pero sí para algunos de sus escuchas…

En Argentina también encontramos seres maravillosos que conllevan los valores pertinentes que corresponden al quehacer religioso. Ellos, se encuentran con un muro que no es infranqueable, pero sí sumamente molesto y entorpecedor: los medios de difusión religiosa y cultural, en manos de ineptos intelectuales que solo bregan por sus intereses pecuniarios.

Luis, excelente sacerdote conocedor de las diatribas de Orixá en el mundo terreno, por su experiencia personal y por su sagacidad intelectual, digna herencia de su Oxalá. Conciente, reconocedor y siempre con su mente abierta a la diversidad de opiniones, pero, drástico cuando se trata de desmantelar los circos montados a costas de las premisas de su sentir religioso, claro y contundente, inspirado y experimentado en su propia vida cotidiana, desde su pasado hacia su futuro. Sacerdote con sentido humano y socio cultural profundo, que vive su saber religioso tanto en el Ilé como entre casa.-

Roberto, un estudioso “impertinente”, sacerdote que no se permite cortapisas cuando de enarbolar la realidad se trata. Uno de los mejores exponentes religiosos y, uno de los filósofos de Orixá más avezados de la actualidad, en un nivel de características internacionales. Tal cual su Ogum Onirá lo induce a tal.-

Claudio, sacerdote incansable en su constante bregar por un mundo mejor, que munido de un sentido humanitario indescriptible y noble, vive pasando el rasero para que ese mundo mejor con el que sueña y anhela, sea parejo, multivalente y justo para todos, crey
entes y no creyentes, ricos y pobres, desde y para las diversas razas que pueblan esa espléndida nación, sin distinciones de credos ni pareceres, siempre que estos últimos resulten justos y prácticos para el pueblo todo.-

La lucha puede resultar múltiple en sus aspectos visibles, pero recordemos: llegados los momentos cruciales y de contundente acción, las ratas abandonarán el barco, como siempre lo han hecho, a través de los siglos, y los capitanes del mismo serán quienes nos lleven a buen puerto. Claro, esas peyorativas emisiones de radio fuera de contexto real, quedarán apagadas, para dar lugar a otros sonidos, más proficuos en realidades, más solventes en valores, y más adecuados a las necesidades verdaderas de nuestro pueblo de santo, de nuestros omo orisa, de nuestros adeptos de fe, de honor y de constancia en la vida.

El insulto procaz, puede resultar un arma más dentro de las tribulaciones que se manifiestan en un altercado que sea…

Ahora, si el insulto viene revestido de faltas ortográficas, de sensaciones de procacidad, de demostraciones tácitas de una ignorancia sustentada por el odio, la intención de enmienda sin tener con qué enmendar, en realidad, el insulto pasa de alguna forma, a componer el arsenal del insultado.

viernes, 28 de mayo de 2010

XANGÔ


Xangô era rey de Oyó, antes de ser orixá. Era hijo de Oranian y de Bayani –madre que se caracterizaba por tener una gran cabeza totalmente adornada de buzios, quizás para disimular la dimensión desmesurada de su cráneo (esto, más específicamente en su parte de orixá Xangô)- y tenía doce esposas, de las que destacaban tres: Oyá Inhassã, Oxum y Obá. Su morada era llamada eyeo, o katungá.
Era conocido por su fuerza y su coraje, pero también solía ser considerado malo, por provocar miedo. Le agradaba hacer demostración de su fuerza, y cuando hablaba, lanzaba fuego y humo por su boca.
Xangô tenía doce ministros, llamados Ijoye –que luego, en el ámbito religioso, pasan a ser los doce obags de Xangô en los Candomblés tradicionales de Salv
ador-Bahía -. Cuando Xangô hablaba, sus ministros debían permanecer en silencio, bajo pena de morir si no acataban esa tradición. Se dice que, una vez, dos de sus ministros discutieron entre ellos en presencia de Xangô; el rey, en lugar de detener la discusión, prefirió llenar sus bocas con pimienta (atare), alentando la disputa, hasta que uno de ellos murió.
El pueblo quedó decepcionado con su rey, y comenzó a criticarlo. Dejaron de respetarlo. Así, disgustado, salió de la ciudad, sin rumbo. Decepcionado, constató que nad
ie lo siguió, ni siquiera sus fieles esclavos Oru y Oxumaré. Sólo las tres principales mujeres fueron con él… Más decepcionado quedó cuando Oxum y Obá desistieron de seguirlo. Sólo Oyá lo acompañaba…
En un lugar del camino llamado ayan, se detuvo y decidió m
orir de una manera que todos pudiesen notar: ahorcándose en un árbol conocido como igi – ayan. Como el lugar quedaba en el camino hacia la ciudad de Oyó, quienes pasaban por allí veían al rey ahorcado y decían: “Obá so!” (el rey se ahorcó). La frase se expandió por la ciudad.
Los pocos amigos del rey no gustaron de la situación
y fueron a otra ciudad a hacer hechizos, para destruir Oyó. Con viento, lluvias, crecientes e incendios, la ciudad quedó totalmente destruida. Los enemigos de Xangô, asustados, hicieron muchas ofrendas, diciendo: “Obá ko so!” (el rey no se ahorcó). La situación se calmó, y Xangô pasó a ser reverenciado como Orixá. Desde entonces, el lugar se conoció como Koso.
Oyá, al ver a su amado X
angô muerto, se dio vuelta en dirección al Norte y de su cuerpo comenzó a salir agua, transformándose en el río Oyá (el Níger) , el tercero mayor de África, cuyo delta, “coincidentemente” tiene nueve brazos.

Las personas encargadas de cuidar de Xangô, se llaman àwòro Xangô, u Onixangô. Los de mayor graduación son llamados adosu Xangô, y usan un peinado diferente, que lleva los cabellos sujetos en lo alto de la cabeza, con trenzas y adornados con buzios…
Los de menor grado usan ropa blanca y los cabellos
trenzados hacia atrás, en los días de fiesta.
Xangô es el Orissa del ategún (viento destructor), del ojo (la lluvia), y del ina (fuego). En el día de su fiesta es obligatorio que llueva, haya relámpagos, y que puedan caer piedras del cielo. Por ese motivo es también llamado Orissa Djacutá (el que lucha tir
ando piedras). Cuando comienza a llover nadie puede estar en la puerta de la casa, porque puede caer un rayo… Se cree que el rayo es enviado por Xangô en busca de un ladrón o malhechor cualquiera, y si en el arrebato toca a alguien, puede dejar a los adultos paralíticos y matar a los niños…
Xangô come orogbó (no come obí), gallina, carnero, gallo, pero su predilección está dirigida al amalá.
Las ciudades donde más se le festeja son: Oyó, Iseyin, Iwo, Ondo, Ilesá, Abeokutá y Ekití.

Quien pida un hijo a Xangô y consiga el embarazo ofrendando al orixá, debe darle a su hijo un nombre que homenajee al Xangô. Por ejemplo:
Xangôbiyi – Xangô lo hizo nacer;

Xangôwamiwa – Xangô vino a mí;
Xangôtayo – Xangô da felicidad;

Xangôgbami – Xangô me salvó.-

Existen varios mitos respecto al origen del culto a X
angô. Algunos concuerdan con su origen como rey, hijo del primer Alafim de Oyó, siendo luego el tercer Alafim.
Uno de los aspectos que más resaltan en su culto es e
l de Xangô – Pipe, una forma tradicional de poesía oral, para agradar al Orissa e inducirlo a atender los pedidos de sus hijos. Los artistas (cantores de aló) cantan sus versos, contando los hechos y hazañas del orixá. En realidad, son oriki cantados. El Cantor saluda al orixá, a su hijo y a la familia a la que pertenece. El canto es acompañado por el tañido de un batá, tambor específico de

Xangô.
La danza, por su parte, se llama lankú y las persona
s no pueden equivocar el paso al realizarla en lo días de homenaje al orixá.-





lunes, 17 de mayo de 2010

13 de Mayo - ABOLICION DE LA ESCLAVITUD EN BRASIL

El 13 de Mayo próximo pasado, Brasil conmemoró 122 años del fin oficial de la esclavitud. Desde entonces, algunas batallas contra ese sistema perverso fueron ganadas, pero en el marcador, aún la desigualdad es notoria a favor del racismo, entre otros males.
Por eso, esta fecha no es considerada emblemática por los movimientos negros organizados. ¿Para qué
conmemorar una decisión tomada apenas frente al agotamiento del modelo, aunque durante años haya sido interpretada como un acto de bondad de Isabel, la princesa regente?La crítica principal a la forma en que la esclavitud fue abolida en Brasil es que no se dio
ningún tipo de compensación a quien hasta entonces era considerado sub humano y no tenía ningún derecho. ¿Cómo iniciar una nueva vida sin ser reconocido como ciudadano capaz de vender su mano de obra, hasta ese momento explotada gratis?
Este tipo de razones son las que aún hoy día hacen sostener luchas como la de la implantación de acciones afirmativas. Pero la fecha sirve, por ejemplo, como membrete para conseguir piezas de la histografía que muestra las reflexiones sobre la resistencia negra durante la esclavitud y otras estrategias para sobrevivir en ella.-

jueves, 29 de abril de 2010

PECADO Y CANDOMBLÉ

Extraído de Internet, este artículo escrito por Dayane Nascimento, hija de Oyá con Xangô, iniciada en Candomblé de Nación Nagó Egbá, creo que puede resultar de interés para muchos de los lectores.-
“Certo dia, a Jady (uma leitora) perguntou-me como nós, “seres falhos”, temos o merecimento de receber a energia do orixá em manifestação.
Conversando com ela e mais tarde com outras pessoas percebi o quanto esse assunto assola no pensamento delas: o pensamento do pecado.
Antes de escrever eu gosto de observar e, principalmente, ouvir as pessoas; seus conceitos, suas opiniões, suas dúvidas, suas histórias… Daí vem a vontade de passar para o papel minha conclusão sobre o assunto.
Não vou falar, hoje, especificamente de Candomblé, de um assunto de Candomblé, mas de ideias que habitam as cabecinhas dos nossos adeptos por motivos de educação cultural e que quase nunca paramos pra pensar nelas.
Vamos falar um pouco sobre pecado. O pecado esteve, religiosamente, presente já nos primeiros habitantes da terra, Adão e Eva, segundo a história dos cristãos relatada na bíblia, e a ideia de pecado vem de ordem, uma ordem que deve ser seguida e não deveria ser quebrada.
A partir daí surgiram os mandamentos que se desrespeitados, são transformados em pecados e se estes forem cometidos, virá a punição. É praticamente um ciclo.
Então, chega em terras brasileiras um povo, provindo de várias aldeias, várias etnias e nos traz um modo diferente de ver a vida, de vivê-la, de sentí-la… Representantes de sociedades de parâmetros excêntricos, peculiares e estranhos aos olhos da cultura, da visão ocidental estão presentes na nossa terra e refletirão para sempre suas marcar nos nossos rostos, nos nossos sorrisos, na nossa ginga e na nossa maneira de olhar.
Diante disso, temos a nossa religião, herança da mãe África, que dá-nos a oportunidade de viver estes novos conceitos, novos valores e estas novas visões a serem enxergadas e posteriormente aplicadas às nossas vidas, se assim quisermos, mostrando que a palavra “Liberdade” é ordem. No seu sentido literal e metafórico: Candomblé é liberdade.
A sociedade nos estabelece modelos a serem seguidos, pensamentos a serem defendidos, desejos a serem guardados e praticamente oprimidos. Muitas vezes, nos perdemos nesse mundo de ideias, ideais, novas informações que nos chegam e que mudam a todo instante, obrigando-nos a nos ajustarmos a tudo isso. Tudo isso com qual finalidade? Para nos tornarmos aceitáveis perante os olhos de todos.
Temos que nos moldar em estereótipos para participar, e nestes estereótipos estão incluídas maneiras de como se vestir, até maneiras de como pensar. O mundo não está mais preocupado com a essência, e sim com a massificação, infelizmente.
E é justamente essa essência que a nossa religião se importa, é com a essência que nos faz diferentes de qualquer outro ser, é essa essência que define nossos desejos, nossas vontades, nossa maneira de rir… Nossa maneira de amar… É ela que define toda a visão que temos sobre a vida e paralelamente não define o certo e o errado, o jeito bonito e o jeito feio, o que gera a culpa e o que não gera. Ela nos faz sermos nós mesmos, transparecermos no olhar quem somos, o que sonhamos e o que queremos de todo nosso âmago. E isso é tão bom, meus irmãos. Chegar num estado de felicidade sem culpa, de se mostrar sem culpa é transcendental, tão transcendental quanto difícil.
Difícil, pois somos seres adaptáveis, mas toda adaptação pede mudança, e às vezes mudar é tão difícil… Se livrar de amarras é um processo bem doloroso, pois nos acostumamos com tudo, até com a dor insistente e latejante. Cabe a nós querer prosseguir nesse processo de liberdade ou continuar nos martirizando com a ideia do pecado, da boa moça que tenta apagar suas idéias avessas ao restante do mundo.
Nós somos livres, fomos criados para isso e é assim que o orixá nos reconhece. Não somos falhos, imperfeitos… Apenas somos humanos, uma mistura de vícios e virtudes que anda pelas ruas, trabalha, estuda, ama, deseja, busca, ri, chora, vive… Às vezes por sonhos possíveis, às vezes por sonhos impossíveis para aquele momento presente…Assim fomos criados, assim habita a essência que Olodumare plantou em cada um no momento da nossa vinda ao Aiyê. E acertar e errar são possibilidades esperadas de nós.
Eu odeio errar, errar com os outros e principalmente comigo mesma, mas ainda assim, acontece e não me puno por isso. Às vezes um erro nos ensina mais do que um acerto e eu tenho certeza que Oyá reconhece isso em mim e está presente, sempre presente.
Pois liberdade é vivermos em prol de nossos pensamentos, de nossos sentimentos, de nossas determinações.
Minha liberdade determina sempre minha felicidade, meu sorriso. E a sua?
“Tudo vale a pena se a alma não é pequena”."






domingo, 25 de abril de 2010

SAN MARCOS - 23 DE ABRIL

SAN MARCO (o Marcos) EVANGELISTA
Que Jerusalén, que Alejandría… en realidad, nadie sabe donde nació, si es que en realidad existió!Conocido como el supuesto autor del segundo Evangelio que aparece en el nuevo Testamento, que a su vez fue adaptado, re adaptado y vuelto a adaptar, cada vez que resultó adecuado a la evolución de la cristiana sociedad humana o, conveniente a la Iglesia Católica…
Si bien en dicho Evangelio encontramos algunos llamados y detalles que indicarían datos biográficos del personaje, no podemos tener la certeza absoluta. Tanto así que, la crítica moderna sostiene que la única mención al respecto sería una referencia que aparece de su tarea al lado de San Pablo, de quien habría sido discípulo. Y, como en aquellos tiempos no existía UMBANDARADIO, sonamos!, pues ellos hubieran sido los únicos capaces de aportar una “verdad absoluta”, no exenta, claro, de sus conveniencias, al igual que el Vaticano!
Pero como hoy en día se ven cientos de sacerdotes que no pueden dar testimonio serio de la real valía de sus “bacías”, pues… ¿qué le hace una mancha más al tigre? ; ¿Qué nos cuesta creer que sí existió, que escribió un Evangelio, que fue discípulo de San Pablo (este también!: oportunamente supo cambiar su nombre e historia de Saulo a Pablo, a igual que hacen tantos sacerdotes batuqueros hoy por hoy!); y que de pronto ni siquiera conoció personalmente al Cristo (más de lo mismo: ¿cuántos que se llaman o se hacen llamar babalorixá, realmente conocieron a quienes dicen fueron sus gestores, celadores y mayores? Mmm)
Se dice que sus restos están en Venecia (para una gran mayoría de los Pai de Santo del Batuque, aclaro que eso es una ciudad que está en Italia; Italia, en Europa), y de esta ciudad es el Santo Patrono.
Se le conmemora hoy: 25 de Abril.-
A dos días escasos del día en que muchos batuqueros conmemoran San Jorge, siendo que ello es una resultancia umbandista, que en definitiva, intrínsecamente, nada tiene que ver con el Batuque, pero en fin, otra vez: “más de lo mismo”.-
Eso si: consta que muchos “afro religiosos” desde décadas inmemoriales, recurren a San Marcos para algunas de sus súplicas y/o “trabajos” (el famoso y popular “San Marcos de León”); si si, a ese que le ponen un manto rojo, para que quede algo más asemejado a Xangô, un Xangô medio “solapado”, “escondidito” en su quehacer “religioso” y “ritual”, tanto, que muy pocos son los que lo conmemoran, ni en su propio nombre ni en nombre de Xangô en esta fecha, a no ser en un silencio íntimo y casi sepulcral. Conste… como sea, su león, de alguna manera, ruge!.- Y es probable que por la Naturaleza misma, por Olorum mismo, estemos cerca del día en que comience a rugir en un clamor enorme, exigiendo Justicia!

Que San Marcos, que Xangô Afonjá (con el que es sincretisado en algunos camdomblé), y que todos esos Xangô que tratan de utilizar y manipular, despierten estrepitosamente de una buena vez, en pro de dicha Justicia!